Barcelona (EFE).- El juez del caso Volhov, Joaquín Aguirre, ha rechazado amnistiar al expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont y a los demás implicados en la supuesta injerencia rusa en el procés y ha pedido al Tribunal Supremo que les investigue por los delitos de traición, malversación y organización criminal
Pese a que la Audiencia de Barcelona le ordenó cerrar en mayo pasado la causa sobre la supuesta injerencia rusa en el procés, porque la había prorrogado sin justificación, Aguirre abrió en junio una nueva pieza separada en el caso Volhov en que apuntó entre otros contra los expresidentes de la Generalitat Artur Mas y Carles Puigdemont y el diputado de Junts Francesc de Dalmases
Al ser Puigdemont y Dalmases aforados -ambos son diputados en el Parlament-, el juez, tras rechazar que se les pueda aplicar la amnistía, ha remitido ahora una exposición razonada al Supremo, adelantada por El Periódico y ABC y a la que ha tenido acceso EFE, en la que pide que asuma la investigación por esta causa, por los delitos de malversación, traición y organización criminal
Aguirre ha dictado el auto un día después de que el juez Manuel García-Castellón archivara la causa por terrorismo de Tsunami Democràtic al acatar la orden de la Audiencia Nacional que anulaba las últimas prórrogas de la investigación, como sucedió en la pieza del “caso Volhov” sobre las supuestas conexiones en Rusia
El juez cree que no entra en la amnistía
Joaquín Aguirre argumenta que la supuesta trama rusa no entra en la amnistía, porque la ley excluye aquellos actos que supusieran una “amenaza real y efectiva” o un “uso efectivo de la fuerza” contra la integridad territorial de España, lo que a su entender ocurrió con el procés
ara el magistrado, la ley de amnistía emplea el término amenaza como sinónimo de peligro por una “deficiente técnica legislativa”, lo que genera “problemas gravísimos de interpretación sistemática” al analizar ese concepto así, como el de utilización de la fuerza.
De acuerdo con su interpretación, debe entenderse por amenaza la “probabilidad alta” de que la traición se llevara a efecto y, a su juicio, poco antes de la declaración de independencia de octubre de 2017, “la injerencia rusa estuvo a un solo paso de dar sus frutos”.
Si no llegó a hacerse efectiva, añade, fue porque “el expresident Puigdemont tuvo pánico, es decir, tuvo un grado muy alto de miedo y temor, por lo que implicaba para Cataluña y él mismo continuar con la DUI y la entrada en la órbita del neoimperialismo ruso de carácter iliberal y antidemocrático, contrario a la democracia liberal de la UE”